El Cairo, 3 oct (EFE).- Ramsés II, el faraón que, según la Biblia, enfrentó las diez plagas, sigue siendo un símbolo de resistencia. Hoy en día, una majestuosa escultura de este legendario líder de 12 metros de altura da la bienvenida a los turistas que llegan a Egipto. Situada cerca de las pirámides en la meseta de Guiza, la estatua, con sus 3.200 años de antigüedad, parece invitar a los viajeros a descubrir los innumerables tesoros del Antiguo Egipto.
El vasto patrimonio cultural del país, que lo convierte en un destino turístico altamente competitivo, debería permitir a Egipto duplicar el número de turistas en los próximos cuatro años. De hecho, el Gobierno anunció en 2023 que esperaba un aumento del 20 % en el número de visitantes en 2024 con respecto al año anterior.
Sin embargo, los recientes conflictos en Gaza y su potencial expansión en la región han obligado a revisar estas expectativas a la baja. Así lo admitió el director general de la Autoridad de Turismo Egipcio, Mohamed Atta Elsherbeiny, en declaraciones a EFE.
Ajuste en las expectativas, pero crecimiento continuo
«La guerra de Gaza ha afectado nuestras previsiones de crecimiento, que pasaron de un 20% a un 5% para este año», reconoció Elsherbeiny. Sin embargo, sigue considerando que “las cifras son buenas” y estima que no bajarán de ese 5%, ya que el conflicto aún se mantiene lejos de las principales zonas turísticas del país.
Por su parte, Merette Elsayed, gerente del Gran Museo de Egipto, se muestra más cautelosa. Según ella, el último trimestre del año podría ser menos favorable de lo esperado, especialmente en lo que respecta al turismo de larga distancia, como el procedente de otros continentes.
Un destino turístico seguro pese a los conflictos fronterizos
Uno de los mayores desafíos para el turismo egipcio en este siglo ha sido el impacto de las guerras. No solo la crisis actual en Gaza ha afectado las perspectivas de crecimiento, sino que anteriormente el conflicto en Ucrania fue un golpe considerable, especialmente para los turistas rusos que solían frecuentar las playas del Mar Rojo.
El presidente de Egipto, Abdelfatah El-Sisi, recordó recientemente que las fronteras del país son “inseguras” debido a los conflictos en países vecinos. Al sur, Sudán sigue en guerra; al oeste, Libia lleva más de una década en conflicto; y al este, Egipto colinda con Israel y Gaza, donde la situación es inestable. Además, Egipto acoge a más de nueve millones de refugiados.
A pesar de este panorama, el turismo dentro de Egipto sigue siendo seguro. El Gobierno es «muy estricto con sus fronteras», aseguró Elsherbeiny, y la presencia policial en las zonas turísticas es notable, lo que brinda confianza a los turistas, sobre todo a aquellos provenientes de países cercanos. Sin embargo, esta percepción de seguridad no siempre es tan clara para los visitantes europeos y estadounidenses.
Elsayed destacó que el turismo es extremadamente sensible a cualquier inestabilidad, y las guerras en los países vecinos podrían impactar negativamente en una de las principales fuentes de ingresos del país.
Otro sector afectado es el del Canal de Suez, que también ha sufrido una caída en sus ingresos debido a los ataques hutíes en el Mar Rojo, lo que ha provocado que algunos barcos cambien su ruta.
Resiliencia ante las adversidades del siglo XXI
Además de las guerras y las crisis económicas, Egipto ha enfrentado otras «plagas» en las últimas décadas, como la pandemia de la covid-19, la corrupción y las revueltas de la Primavera Árabe, todas ellas con un impacto directo en el turismo. No obstante, el país ha logrado sobreponerse a estos desafíos, en gran parte gracias a sus valiosos tesoros faraónicos y a los esfuerzos del Gobierno por proteger y promover esta «industria turística clave», que es esencial para generar empleo, según señaló Elsherbeiny.
El atractivo de Egipto no se limita a sus vestigios históricos. Nuevos proyectos, como el de Ras El-Hikma, están contribuyendo a impulsar el sector. Emiratos Árabes Unidos ha invertido 35.000 millones de dólares para desarrollar una gran ciudad turística en esa península, que cuenta con 170 millones de metros cuadrados y 50 kilómetros de playas.
En definitiva, aunque Egipto se enfrenta a grandes desafíos en el siglo XXI, los tesoros de los faraones siguen siendo un imán para millones de turistas. Y mientras Ramsés II continúe en pie, dando la bienvenida a los visitantes, Egipto mantendrá su lugar como uno de los destinos más fascinantes del mundo, atrayendo a más de 15 millones de turistas cada año.