La Universidad de Los Andes (ULA) reinició sus actividades académicas y administrativas el lunes 30 de septiembre, lo que ha reavivado las demandas de los trabajadores universitarios en busca de salarios más justos que les permitan cubrir las necesidades básicas de sus familias y mantener una calidad de vida digna.
El reclamo por salarios dignos no es nuevo. Los trabajadores de la ULA, a través de sus sindicatos Aeula y Siprula, llevan años pidiendo mejoras en sus condiciones laborales, un tema que ha cobrado mayor relevancia desde antes de la pandemia de Covid-19, sin que hasta el momento se hayan observado cambios significativos en su favor.
Los sindicatos han solicitado que se realice una revisión profunda de las actividades que desempeñan los trabajadores universitarios, así como una evaluación del drástico descenso en sus salarios en relación con el costo de la canasta básica familiar, que actualmente supera los 500 dólares.
Una vez realizada esta evaluación, los trabajadores prevén proponer la flexibilización de los horarios laborales, con el fin de mantener operativa la universidad sin afectar a los empleados ni comprometer su bienestar económico, todo ello con el objetivo de garantizar que la institución funcione sin que esto se convierta en una carga adicional para el personal.
